jueves, 9 de octubre de 2008

CSC (Chismografo satánico - cibernético)

Respondiendo al comentario de La ciudad que fue del canto, agrego el chismografo satánico - cibernético. Además de la promesa de que terminare con el post de "Capturing the Friedman". Si bien creo que ya había superado la época del chismografo medio - superior, este creo que es más facil que resolver que aquellas preguntas de: ¿quién te gusta del salón?, ¿Eres virgen? ¿Al chile, al chile, al chile... cuantas veces has besado? y otras tantas menos afortunadas de aquellos años mozos. Así que sin más anexo el CSC (chismografo satánico - cibernético)

Meme: unidad teórica de información cultural transmisible de un individuo a otro . (Nota del Dictador de la Ciudad que fue del canto)
1.- Poner las reglas en tu blog.
2.- Compartir seis cosas que nos gusten y seis que no nos gusten.
3.- Elegir seis personas al final y poner los enlaces a sus blogs.
4.- Avisar a estas personas dejando un comentario en sus blogs.

6 cosas que me gustan (sin ningún orden específico):

1. La amistad. estan cuando los necesitas y cuando no, también.
2. El futbol. Cada periodo de 90 minutos son el aviso de que la vida también es un juego.
3. El cafe. (Cito al buen Conde, no lo habría dicho mejor)Negro como el diablo, caliente como el infierno y amargo como el amor de una mujer.
4. Conducir. En la soledad del camino con una buena canción en la radio y el cigarro en mano es, tal vez, el momento en que me siento menos ajeno a mí mismo.
5. Película en casa. Una buena película, un café, un cigarro y lo más importante, la mujer que amo abrazados en viaje inerte en un colchón al mundo de la ficción.
6. Mi puchunga. Cada instante, a través de la linea telefónica o en vivo, que estoy con ella, me recuerda que no estoy solo.

6 cosas que no me gustan:

1. El creido. Puedo destestar a aquel que porque esta en el mundo cree que es superior (es el principio del facismo y de una cortes retirada o partida de madre)
2. La ley antitabaco. ¡Coño! pago impuestos, con lo que he fumado ya pague mi tratamiento y medicinas en el seguro social, le doy empleo a medio Nayarit y pa' acabarla de fregar tengo que apagar mi cigarro porque al babotas que esta tragando garnachas que lo van a matar de un ataque cardiaco o de diabetes (y que no pagan impuestos) cree que daño su salud cuando hay contingencia ambiental... No ma...!
3. La discriminación. Lo que más detesto es la gente que se discrimina sólo para pertenecer a una minoria o para querer hacerme sentir un cerdo. La discrimación empieza en la cabeza.
4. La política en México. ¿qué digo? ya lo saben. Bla, bla, bla. y los cagados siempre somos nosotros.
5. La corrupción de los trnasito. No entiendo y no entendere que les permitamos a estos hijos de puta que sigan amenzandonos con errores que cometemos. No entiendo y no entendere que no seamos capaces de aceptar que cometimos una infracción cuando es, en la mayoria de los casos, más barato pagar la multa que darle "pa'l chesco" a esas bestias. Y no entendere que ellos permitan que sus condiciones de trabajo sigan siendo tan mediocres, cuando los matan como truchas en barril.
6. Discutir de lo nuevo. Cada nueva película, cada nueva novela, cada nueva "lo que sea" es lo mejor del siglo... ¡Que futuristas son los cultos! Lo bueno es bueno y lo malo es malo. Nuevo, viejo, oxidado, polvoso, no importa.

6 víctimas de mi ociosidad:
1. Anita Uriretagoyena
2. Hangar
3. Cuadro de texto
4. La casa del ciclope
5. Teatroluca
6. bazofiailustrada

jueves, 2 de octubre de 2008

Tomas Moro y la vuelta atras...


En espera de que la comisión revisora emita su sagrado dictamen sobre mi tesis, decidí hacer lo que ya llevaba algún rato sin hacer, leer un libro por purito y merito ocio... y ganas de leer, por supuesto. Encontré (la verdad es que busque, pero es más interesante que un libro llame al lector que el lector busque libros en una librería) a un autor recurrente de mis últimos años, Eduardo Galeano y, claro, su última obra: Espejos. Una historia casi universal. Hasta ahora, me he llevado varios encontronazos, algunas risas y muchas ideas nuevas sobre la visión tan peculiar que tiene el uruguayo de entender y narrar la historia de la humanidad. Una de las ideas que bullieron de mi loca y estropeada cabeza, fue el estancamiento actual de nuestro mundo: lo humanístico. Siempre he pensado que cuando uno no puede ver hacia adelante lo mejor es volver la cara hacia atrás y reencontrarse con el mundo que en algún momento incidió para tomar un sendero y no otro. Esto sucedió al leer una de las tantas viñetas del libro, sobre un autor que en su momento determinó mi pensamiento y que a continuación les muestro:


TOMAS MORO.


[...] En 1535, Enrique VIII, el rey glotón, exhibió su cabeza en una pica alzada sobre el río Támesis.

Veinte años antes, el decapitado había escrito un libro que contaba las costumbres de una isla llamada Utopía, donde la propiedad era común, el dinero no existía y no había pobreza ni riqueza.

Por boca de su personaje,un viajero regresado de América, Tomas Moro expresaba sus propias, peligrosas, ideas:


  • Sobre la guerra: Los ladrones son a veces galantes soldados, los soldados suelen ser valientes ladrones. Las dos profesiones tienen mucho en común.

  • Sobre el robo: Ningún castigo, por severo que sea, impedirá que la gente robe si ese es su único medio de conseguir comida.

  • Sobre la pena de muerte: Me parece muy injusto robar la vida de un hombre porque él ha robado algún dinero. Nada en el mundo tiene más valor que la vida humana. La injusticia extrema es una extrema injuria. Ustedes fabrican a los ladrones y después los castigan.

  • Sobre el dinero: Tan fácil sería satisfacer las necesidades de la vida de todos, si esta sagrada cosa llamada dinero, que se supone inventada para remediarlas, no fuera lo único que lo impide.

  • Sobre la propiedad privada: Hasta que no desaparezca la propiedad, no habrá una justa ni igualitaria distribución de las cosas, ni el mundo podrá ser felizmente gobernado.

Sobre esto, ahora entiendo porque hemos devaluado tanto la palabra Utopía y porque se ha vuelto sinónimo de imposible. Basta con vernos a nosotros mismos.