martes, 15 de enero de 2008

NADA


Personajes

Él
Ella

Él recostado en la cama como disponiéndose a dormir. Hay dos mesas de noche, cada una con su lámpara, que de preferencia será la única iluminación. Ella esta parada al lado de la cama en espera que Él le de un beso de buenas noches.

Ella: ¿Que esperas?
Él: Nada.
Ella: Entonces, ¿Qué haces?
Él: Nada.
Ella: ¿Piensas algo en particular?
Él: En nada.
Ella: Entonces, no significo nada para ti.
Él: Nada.
Ella: Quince años, y no soy nada. Esto es maravilloso. Entregas tu juventud a alguien y no significas nada para ella.
Él: Absolutamente nada. Buenas noches.
Ella: Nada… nada… ¡Nada de buenas noches! Tenemos que hablar.
Él: No tenemos nada de que hablar.
Ella: ¿Qué te pasa? ¿No he sido una buena novia, una buena amante y una buena esposa?
Él: Has sido buena. Nada más.
Ella: Pues, ¿Qué esperas de mí?
Él: Nada. Nada.
Ella: ¿Qué ha pasa contigo? ¿Estas con otra?
Él: No estoy con nadie. Solamente no tengo ánimo para nada. Eso es todo.
Ella: ¿No necesitas algo? ¿Comida, un masaje en los pies… algo?
Él: Nada. No necesito nada.
Ella: Te puedo traer una piernita de pollo que sobro de la cena, si quieres.
Él: No me traigas nada.
Ella: Amor, dime algo.
Él: Nada.
Ella: ¡Ya basta de nadas! ¿No puedes decirme alguna otra cosa, aparte de nada?
Él: No, nada.
Ella: ¿No estás contento con el nuevo trabajo?
Él: No tiene nada de interesante.
Ella: Pero si te ascendieron, tienes mejor sueldo. Te dieron un coche con chofer, vacaciones una vez al año y totalmente pagadas. Los niños están en una buena escuela. Yo adelgace, ¿lo ves?
Él: Nimiedades. Y no enflacaste nada.
Ella: Ya bájale, ¿No? ¿Yo que culpa tengo de tus depresiones?
Él: Nada. Ninguna culpa.
Ella: Pero reacciona, por favor. ¿O vas a estar así toda la vida?
Él: Como dice la canción: “La vida no vale nada”
Ella: No te hagas el chistoso. Es por lo de Rogelio, ¿Verdad?
Él: No tiene nada que ver.
Ella: Si lo que te tiene tan de malas es que hayamos sido amantes, quiero decirte que no te preocupes, no significó… nada. ¡Ja, ja, ja!
Él: Efectivamente… no significa nada.
Ella: ¡Ah! Detecto cierto tono de celos. Dime qué tengo que hacer para que no te enfades conmigo.
Él: No tienes que hacer nada. Esta hecho. Punto.
Ella: Entonces… ¿Te duele? ¿Te duele que haya estado con otro hombre?
Él: No me duele nada.
Ella: Me estas desesperando con tus nadas. Puedes, por lo menos, cambiar tu conversación.
Él: No voy a cambiar nada.
Ella: Pues no hagas nada. Para lo que me importa. ¿Qué haces?
Él: Nada. Voy a leer.
Ella: ¿Necesitas que te ayude en algo?... Sí, ya se. “En nada” Que pesado andas.
Él: Nada en comparación tuya.
Ella: ¡Ah! Pero el sentido del humor no lo pierdes para nada, ¿Verdad?
Él: Para nada.
Ella: Seguramente con ella has de hablar de todo.
Él: Tampoco hablo nada con ella.
Ella: ¿Cómo que con ella? Así que sí hay otra mujer. ¡Desgraciado! ¡Maldito imbecil!
Él: Es lo que querías escuchar, ¿no? Pues, de nada.
Ella: ¿A qué te refieres? ¿Hay o no hay otra mujer?
Él: No hay nada.
Ella: ¡Ay, mi amor! Ya sabía que sí soy importante para ti.
Él: Para nada.
Ella: ¿Para nada? ¿Con quien estas? Con la resbalosa esa de tu secretaria...
Él: ¿Rebeca?… no pasó nada.
Ella: ¿A quién quieres engañar? Yo no soy tonta.
Él: No eres nada tonta.
Ella: ¿Por qué me lo dices en ese tono?
Él: Por nada.
Ella: Tu problema es que eres muy poco hombre para cualquier mujer.
Él: No soy nada.
Ella: ¿Estas llorando? ¿Por qué no lloras? Deberías llorar, tanto que te jodo…
Él: ¡No digas nada!
Ella: Ahora te enojas. No quieras hacerme pasar por la mala de la película. Yo no tuve la culpa.
Él: No te estoy recriminando nada.
Ella: Yo no tuve nada que ver.
Él: Ya se que no tuviste nada que ver.
Ella: Pero ponte en mi posición. He tenido que buscar a alguien más. ¿me disculpas?
Él: No tengo nada de que disculparte.
Ella: ¡Encabrónate, puta madre! ¡Pégame! ¡Haz algo! Si te estoy jodiendo la vida, ¿Por qué nunca haces nada?
Él: No me has jodido, ni molestado, ni avergonzado absolutamente en nada.
Ella: ¿Sabes que? Ya estoy harta de tu pasividad, de tu mediocridad… de tu nada. ¡A la chingada! Quiero el divorcio.
Él: Llevas dos meses diciéndome lo mismo. Y ya sabes la respuesta: No te doy nada.
Ella: ¿Por qué eres así? ¿Qué no te das cuenta de que esta situación es insoportable? Ya no puedo más con esto. Estoy desesperada.
Él: Y quieres que te pegue para que te puedas divorciar y sacarme todo el dinero, pues ¡na, nay!
Ella: Eres una bestia. ¿Crees que ha sido fácil soportarte? Pues déjame decirte algo, eres la persona más aprensiva, insegura y mezquina que conozco. No se como he podido estar todo este tiempo soportándote con tus berrinches, tus depresiones, tu egocentrismo…
Él: No sirven de nada tus escenitas, ya lo sabes.
Ella: Ojala y te mueras. Ya no te soporto.
Él: ¿Y dejarte viuda con los niños siendo menores de edad? Para nada.
Ella: ¿Ahora qué haces?
Él: Nada. Voy al baño y después a dormir.

Besa a Ella en la mejilla. Se agacha y saca de abajo de la cama una silla de ruedas plegable. Se sube en ella y sale de escena. Ella apaga la luz de su mesita de noche.

Telón