lunes, 11 de mayo de 2009

La más preciada posesión...

No es nuevo que una persona atesore distintas cosas, desde los más excentricos hasta los más sencillos seres humanos siempre tenemos la necesidad de poseer algo...
Hay quienes atesoran amigos, y son sólo sus amigos y cualquier relación que transgreda el sentido de pertenencia de "la amistad" es objeto de críticas (por no decir sermones) sobre la lealtad y cliches como: "creí que eras mi amig@".
Otros atesoran objetos: cajetillas de cigarros, fotos, botellas, ropa, música, cartas del pasado, boligrafos, libretas, relojes, periodicos, "pines", encendedores, cajetillas de fósforos, sellos postales, juegos de video, películas, imágenes, estampas, monedas o billetes de todo el orbe... cualquier objeto que pueda ser adquirido de manera constante y que, si encuentra alguién que también atesore este tipo de objetos, es mirado con despecho y hasta envidia suficiente para establecer jerarquias de calidades humanas: "tiene más que yo pero, a él (ella) le regalaron muchos"...
En lo personal tengo colecciones relacionadas, sobre todo, con el universo del fumador (cajetillas, encendedores, ceniceros), con la actividad intelectual (cd's, películas, libros, boligrafos), de los viajes ("pines", playeras de todos los sitios que he visitado, fotografías) o del futbol (jerseys de clubes y selecciones de muchas latitudes, guantes de portero, "tacos" de futbol)...
Pero ante los tiempos que nos aquejan, nos acongojan y nos tensan, el manejo de la información y del conocimiento es una de las posesiones más recurrentes de nosotros, los "clasemedieros" (medio jodidos, medio tarugos, medio pensantes)...
¿Es justa la acumulación del conocimiento en pos de jerarquizar a la gente? ¿Por qué nos empeñamos en excluir o menospreciar al hombre rural, al hombre de la tierra, al hombre de la "no educación universitaria"? Ante el ocio dictatorial del pánico epidemiológico, encontré entre mis documentos (notese el sentido posesión) un trabajo que lleve a cabo en los inicios de la carrera sobre un libro que he perdido o que tal vez nunca tuve, ya no lo se... la escritura al menos me permite saber que existe y que cumplí con una tarea escolar...
"Tener o ser" de Erich Fromm es el título del libro y comprendo que fue un libro que, en su momento, hizo "trabajar al ratón" un poco más de su acostumbrado aletargamiento. No analizo gran cosa, pero recojo una enorme cantidad de citas que al final del encargo comento. Una cita me hace "clic" con acontecimientos cercanos al presente:

El idioma es un factor importante para vigorizar la orientación de tener. El nombre de la persona [...] crea la ilusión de que es inmortal y eterno [...] el deseo biológico de vivir. Seamos felices o infelices, nuestro cuerpo nos impulsa a esforzarnos por la inmortalidad; pero por experiencia sabemos que moriremos y buscamos soluciones que nos hagan creer que, a pesar de la evidencia empírica, somos inmortales [...] En la sociedad contemporánea, desde el siglo XVIII, la "historia" y "el futuro" se han vuelto sustitutos del cielo cristiano: la fama, la celebridad, y hasta la publicidad (cualquier cosa que parezca garantizar una nota de pie de pagina en los archivos de la historia) [...] Pero quizá mas que nada, poseer propiedades constituye la realización del deseo de inmortalidad [...] si mi yo esta constituido por lo que tengo, si las cosas que tengo son indestructibles, entonces soy inmortal.

El conocimiento es la gran posesión del hombre, da acceso a empleos, a innovaciones del conocimiento mismo, a pláticas intelectualoides... Pero, ¿poseer conocimiento teórico, aprender de memoria citas, poemas, autores, noticias, estadísticas o pasajes de la historia me hace "mejor" persona? ¿Soy "mejor" que el ganadero sólo porque entiendo de política agropecuaria? ¿Soy "más" que el alumno porque yo puedo impartir el conocimiento que aprendí siendo alumno?
Parece que la idea de "tener" conocimiento esta empatada con la del desprecio a aquel que no lo tiene, y parece que si soy un investigador del SNI (una anecdota de este tipo motivó este post) tengo la obligación de menospreciar y excluir a la humanidad porque no es "tan intelegente" como yo.
El conocimiento nos ha dado la oportunidad de "civilizarnos" y al parecer la "civilización" nos ha convertido en barbaros. En esos intelectuales (cito a Galeano) que aman a la humanidad y desprecian a la gente...

2 comentarios:

Anita Iruretagoyena dijo...

Vaya!!!!!

No sabes cómo le ha dado la vuelta a los cuates las citas de ese libro que andas compartiendo.

Mi queridísimo colega, leerlo de nuevo y con esta periodicidad me hace mucho bien.

Besos!

Areli dijo...

Queridísimo señor pollo:

Usted ya comentó mi post sobre mi sentido de la posesión de personas, así que bueno, ya sabe que soy de las que posee personas. Le agradezco que ande mirando mi ingenuo intento por explicarme. Le agradezco que comente con tan buenos deseos. Yo siempre lo dije de usted: Tiene cara de buena persona. Un abrazo y una disculpa de antemano porque usted ha ingresado, desde hace rato, a mi lista de posesiones invaluables.

p.d: De lo demás, sólo daré mi punto de vista desde una frase de la sabiduría popular: "Lo doctor no quita lo pendejo".